Ya iban comiéndose las manzanas del bien y del mal
Resumen
La casa de Gelati en Tacubaya, de los De Teresa, poseía todo el peligroso misterio de mi imaginación heredada primero porque me conquistó sin saberlo Guillermo Tovar y de Teresa con unas fotografías que me enseñó durante una de las entrevistas realizadas en mis tiempos de reportera de la televisión. Guillermo mostrábame los retratos y yo me fui volando a otros tiempos mejores. Por supuesto me hice amiga de Rafael porque se junta y sepárase el destino de entrambos, por ejemplo, su hijo es un enamorado perdido de la época de los Zares y se
sabe los nombres y los caracteres de cada Romanov como yo misma y la manía exacta de la familia rusa.